REVELACIÓN: "Batallando con la duda"
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INTRO:
INTRO:
LUTERO DESALENTADO
Se refiere de Martín Lutero la siguiente anécdota.
“Una vez estaba yo penosamente intranquilo por mis propios pecados, por la maldad del mundo, y por los peligros que rodeaban a la iglesia. Entonces mi esposa, vestida de luto, se acercó a donde estaba yo, y con gran sorpresa le pregunté quién había muerto.
—¿No sabes? ¡Dios en el cielo ha muerto!
—Pero, ¿cómo puedes decir semejante desatino, Catalina? ¿Cómo puede Dios morir? ¡El es inmortal!
—¿Es cierto esto?
—¡Indudablemente! ¿Cómo puedes dudarlo? ¡Tan cierto como que hay Dios en el cielo, es que él nunca morirá¡
—Y, entonces ¿por qué estás tan desalentado y abatido?”
Comprendí cuán sabia era mi esposa y dominé mi pesar.
EL VIENTO CONTRARIO Y LA REVELACIÓN
EL VIENTO CONTRARIO Y LA REVELACIÓN
y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario. En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago.
El viento
El viento
»Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo.
cuando el miedo les sobrevenga como una tormenta y la desgracia los arrastre como un torbellino.
Vinieron las lluvias, se desbordaron los ríos y los vientos soplaron violentamente contra la casa; pero no cayó, porque estaba construida sobre un cimiento de roca viva.
La revelación
La revelación
—¿Dónde está la fe de ustedes?—les dijo a sus discípulos. Con temor y asombro ellos se decían unos a otros: «¿Quién es éste, que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?»
»¿Soy acaso Dios sólo de cerca? ¿No soy Dios también de lejos? —afirma el Señor—. ¿Podrá el hombre hallar un escondite donde yo no pueda encontrarlo? —afirma el Señor—. ¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra? —afirma el Señor—.
EL MIEDO Y LA DUDA
EL MIEDO Y LA DUDA
Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. —¡Es un fantasma!—gritaron de miedo.
Pero Jesús les dijo en seguida: —¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.
Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: —¡Señor, sálvame!
En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: —¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré.”
Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace.
Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas.
EL MILAGRO Y LA ADORACIÓN
EL MILAGRO Y LA ADORACIÓN
Cuando subieron a la barca, se calmó el viento. Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: —Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre.
CONCLUSIÓN:
CONCLUSIÓN:
Pero Jesús les dijo en seguida: —¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.